HISTORIA DEL SEÑOR DE LA SANGRE

Al Señor de la Sangre
Lo trajeron de Huamanzaña
Las Casas eran de caña
Y los corazones de plata
Honra para el que cree y acata
Auque los hombros se rajen,
pues por dos veces se volvió la imagen
A su capilla de palos de algarrobo
Y la tercera vez que era traído
Por la huaca de don Anselmo Pulido,
Al final de la lomada, se planto con mucha maña
¡Ahí quiso mucho su capilla
y ahí le hicieron su ramada
de caña brava y pájaro bobo!

¿Cómo dicen por ahí? Isidoro, que a Huamanzaña había llegao un hacendao que no creía en la religión católica ni en los santos, y que había ordenao sacar a los santos de su jurisdicción antes que lo destruya ¿Cómo es que historian de esa laya?

El otro carraspe, como que le saliera clara la voz, se sacó el sombrero de junco lo puso sobre sus rodillas y dijo:

Pueden decir lo que quieran, por que mientras estemos vivos nosotros la verdad seguirá siendo la misma, ¿o nó, Bienaventura? Aunque si estuviéramos vivos los quince que fuimos a traer las imágenes, fueramos muchos contra la habladuría de la gente, que ya ni saben por donde canta el gallo, Si estuvuieramnos vivos Idelfonso Palos, Calixto Bracamonte, Prudencio Chávez, Fermín Escobedo, Santos Vergara Camilo Huerta, Eusebio Fernández y Manuel Huamán, ánimas benditas que en paz descansen, que no dijeron que le tomarían, como ya oigo lo que dicen Anselmo Pulido, Juan Antonio Pereda, Josef de la Trinidad, Agustín Ramos y Julián de los Reyes, como que ya los oigo.

En esos días , ahorita que me acuerdo, estaba pa irme con mi mujer a los montes de Jaime, cuando llega por ahí la traza de Julián de los Reyes pa decirme que con otros se iban a Huamanzaña a traer los santos que habían quedao a la intemperie disque por que se había destruido la iglesia de Huamanzaña. Como los compañeros se enterraron de la cosa, acordaron ir a traer a las imágenes de dicho lugar, ¿Es que no había hospitalidad aquí en Virú? Pues mucha que la había y sobraba pa cuando se ofrezca u usted compadre, ya no se acuerda que se iba a ver a la Rosalía casi llegando a la Cruz de la Legua, y que de ahí lo arrastramos pa que nos acompañara y fuéramos más burros a la minga?
¡Por la historia divina, compadre! Ya me estoy acordando, yo estaba que ya no me cabía la Rosalía por eso de que era muy remontada y huraña cuando ustedes pasaron en los burros enteros esos, y la verdad es que me gustaba trotar en mi burro,, por eso los seguí no por otra cosa: y cuando llegamos a Huamanzaña no había ningún asendao botando a los santos , sino a lo que llamaban iglesia estaba por los suelos y los santos estaban negros de tantos soles y serenos. Usted Isidoro, como es mas viejo que yo, no me dejará mentir, si mal no me acuerdo, cuando fuimos a cortar palos pa hacer las andas y tener con que traer a las imágenes, el cielo estaba oscuro, parecía que iba a llover. Ya no me acuerdo si llovió.


No llovió por que estábamos finalizando Junio, y en invierno salvo que saquen a San Isidro al río, casi nunca llueve, pero si garua pa que crezca el caracol en las lomas. Lo que si pasó es que una vez que estuvieron hechas las andas, no quisimos perder mas tiempo, dejamos a los burros, ya no faltaria quien nos lo trajeran, y cargamos al Señor de La Sangre y a San Juan; claro que había otros santitos por ahí regaos como cualquier cosa, y los dejamos por si se les antojara a los otros pobre ir a traerlos pa abrir su propia creencia.

Los trajimos en escala. Primero hemos llegao al Alto de Buena Vista, por aquí se a hecho el pesao San Juan, nos veníamos rezando en eso éramos muy buenos, tremendos rezadores, capaces de conmover a una piedra, cuanto más a una imágen. Varias veces el Señor de la Sangre y San Juan se han hechos los pesaos y se han plantao por el camino y ya no querian dejarse llevar más, tan bonito que lo veníamos paseando; pero ahí estaban nuestros rezadores pa hacer cambiar de parecer a los taititos, después de pasar las mil y morena hemos dejao a las imágenes en el templo, pero al otro día cuando les hemos ido a mirar pa ver como los había tratao la noche, imágenes te vuelvas , ya se habían vuelto a Huamanzaña , por que cuando los fuimos a traer de nuevo allí estaban !Qué ricos taititas no tuvieron en cuenta quien respetaron que la iglesia estaba cerrada con llave y cerrojo.

De nueva cuenta hemos traído a las imágenes, pero nuevamente por el alto de Buena Vista, se han hecho el pesao San Juan, al Señor de la Sangre lo hemos venido trayendo más aca, pero a San Juan ya no hemos podido traerlo y se han plantao en Buena Vista. El hacendao se ha venido a la novedad y a dicho:
Seguro que San Juan quiere quedarse en mi hacienda, dejenlo pues no se aflijan, yo le voy hacer su capilla y le voy a celebrar su fiesta, por aquí sobra la fé, pues hace buen tiempo que no creemos en nada.


En cambio el Señor de la Sangre se ha dejao traer, y con él hemos llegao hasta unos cerros que están a uno y otro lao dejando paso hacia unas grandes pampas y que nosotros lo conocemos como el Portachuelo. Hemos trajinado duro y parejo por esas pampas sólidas donde no hay ningún chasco ni nada. Sólo el viento tibio que sobra por momentos, bajo el alto sol de Junio. Como los lugares y el tiempo pasan, cuando nos hemos dao cuenta ya hemos estao haciendo mérito por el callejón de Chequepe y hemos llegao a la huaca, cerca del pueblo, tan agotaos, que el cansancio y la peste bubónica en otro tiempo, hicieron de la falda oeste de la huaca casi una planicie; y allí al final de la lomada, nos hemos detenido un lejano domingo de 1818. Pero no nos hemos detenido por que hemos querido, si no que la imagen se hizo tan pesada que ya no lo pudimos mover.

¡Como estarán de atrazadas nuestras creencias, que hasta las imágenes por qui se encaprichan y se plantan como si supieran que son más que nosotros! Y nosotros no poder hacer nada contra las creencias, que nos han agarrao la sangre y nos mandan siempre: pero después de todo, gran cosa era la necesidad que teníamos de descansar pa meditar y programar nuestras acciones, por que como católicos debíamos ser atentos y respetuosos de los ritos, y necesitábamos estar enteros pa sembrar una costumbre, una creencia en Julio; y aprovechamos que la imagen ya no quiso seguir pa decir:

¡El Señor quiere que lo hagamos su capilla aquí!

Y así lo hicimos.

Pero no se olviden Isidoro, que cuando estábamos en la cruz de la Legua, hemos hecho un alto y hemos mandao decir que vengan los bailarines, los palampanes, pa que acompañaran al Cristo, que traigan cuetes , que traigan chicha, que vengan al encuentro de Cristo . Los bailarines han llegao hasta la Cruz de la Legua y desde allí lo hemos traído en cortejo hasta la lomada de la huaca.
Lo que me pasaba compadre, pero a cualquiera le pasa. Será la edad, oiga usted, los años, ¿No creen ustedes? Pero en esos años, con nuestro propio entendimiento y hasta donde hemos podido entender y ser católicos, hemos levantado una capilla así nomás de palos y caña en la lomada esa de la huaca, y allí como quien dice, ha domiciliado por primera vez la imagen, y toda la santa noche del domingo hemos velao a la imagen. Han venido veladoras expresas del pueblo y todo aquel que subía o bajaba de la lomada, se quedaba allí pa acompañar y entre todos hemos amanecido el día lunes.


Nuestra fé ha ido creciendo y alcanzando pa todos, por lo que en el pueblo se preparaba un gran recibimiento: pero sorprendimos a todos cuando bajamos con la imagen a la iglesia el día lunes en horas tempranas. La idea fue de Julián de Los Reyes , que el chuiñao o de sano, le sobraba la ocurrencia , como quien dice estaba fresca la mañana y nosotros estábamos con un ánimo pagado de triunfo, y vestíamos nuestras mejores ropas al igual que la imagen, pues la imagen, no podía en cuestión de trapos , ser más que nosotros , estábamos bien jateados , no éramos tan dejaos, como pa andar rotosos en día de fiesta. Oigan tremendas esas viejas, que ya se iban al mercao con la manta negar a la espalda y la canasta bajo el brazo; ya no tuvieron tiempo de seguir si fé y si devoción, por que la procesión seguía avanzando. Y las viejas nuestras mujeres, se desbarataron, como quien dice, corrieron a la Acequia Grande a traer flores silvestres, que las había tanto en las orillas montuosas, y las fueron regando por donde iba a pasar la imagen, Pa eso la noticia voló como los pájaros, esas campanas como sonaban y los cuetes se echaban a los pocos pasos que daba la procesión; y la gente de la que no había, empezó a llegar y a improvisarse como católicos.
Recién, entonces, echamos de ver que éramos grandes repentistas, pues de inmediato sacaron a San Pedro, patrón del pueblo, pa que de la bienvenida y el buen tiempo al recién llegado, el Señor de la Sangre., ¡Que bienvenida! Si hubiesen visto que no tienen idea. Por las calles de doña Vicente Kancha por la esquina que daba a la Alegría, se encontraron las imágenes y se hicieron la venia, luego seguimos todos hacia la iglesia con San Pedro a la Cabeza. Era de oír esas campanas que no se pueden imaginar, como pagadas, era de oír la necesidad de la gente que pedía una costumbre a mitad de año y que ya la tenía .Era la Primera fiesta del Señor de la Sangre, en Julio de 1818.


Isidoro Díaz acabo ronco y se callo, se rayó la chicana del poto de chicha que estaba sobre la mesa apolillada de sauce, y al ver que ya no había nada en el poto, recordó el dicho de la ballena, que el que lo seca lo llena, y por eso llamó:

Doña Vicente, sírvanos otro pullullo…

Se colocó el sombrero, como para irse, tosió de nuevo y dirigiéndose a los otros, no sin antes pedirle a Buenaventura Díaz que no le dejará mentir:
Ahora entienden por que la Fiesta del Señor de la Sangre tiene que caer siempre el primer domingo de julio, pa que la imagen pueda ser llevada a su capilla de la Huaca el domingo por la noche, y el día lunes regresarse en horas de la mañana a la iglesia. No mas pa seguirle la corriente a la costumbre, como quien dice, no nos vayamos a condenar. Si entienden ustedes esto, entonces estamos en deuda frente a estos orígenes de la Fiesta del Señor de la Sangre, y Dios nos perdone por nuestra lejana y pobre reminiscencia.



HISTORIA DEL SEÑOR DE HUAMANZAÑA
Cuentan los abuelos viruñeros, que en Huamanzaña había una Iglesia de caña y esteras con sus imágenes, la misma se quemó y, como era de caña no quedó nada a excepción de la imagen del Señor de la Sangre, más conocida como el Señor de Huamanzaña.

La gente al ver que se había quedado sola la trajeron en procesión (con flores, velas, etc) al pueblo para dejarlo en la Iglesia de Virú, lo pusieron junto al Señor de la Sangre de Virú (era casi igual solo mas pequeño)

Pero paso algo que no podía creer la gente, el Señor de Huamanzaña ya no estaba en la iglesia se había regresado a su lugar (Huamanzaña) la gente que bajaba de Chequepe al pueblo lo habían encontrado al Señor de Huamanzaña, con dirección a Huamanzaña, ellos lo volvieron a traer a la imagen, pero era igual anochecía y no amanecía, por lo que se dice que la imagen quería quedarse en su lugar (Huamanzaña), fue así que los moradores de Huamanzaña lo hicieron su capilla y lo llamaron el SERRANITO DE HUAMANZAÑA, que actualmente se encuentra ahí.

El 02 de Julio de 1819 se había celebrado la fiesta del Señor de la Sangre de Virú y el Señor de Huamanzaña EL SERRANITO cada año bajaba al pueblo de Virú recorriendo y visitando a todos los fieles devotos de Chequepe haciendo su peregrinación quien a su encuentro viene San Pedro, San Pablo y la Purísima Concepción, los danzantes, los serranitos de Chequepe, los gitanos, David y Goliat, etc., quienes le dan la bienvenida para celebrar la Fiesta patronal con sus devotos comenzando los días 1, 2, 3, y 4 de Julio de cada año.

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