Señor de la Sangre de Virú |
El
tenor unánime de las historias que se tejen sobre su llegada y como se inicia
su celebración en la tierra de la ciruela considera:
En
aquel tiempo, el Templo de Huamanzaña se incendió, los viruñeros de aquella
época al conocer ese lamentable suceso; fueron camino hacia allá encontraron una escena desoladora; entre ellas se
observaron imágenes religiosas abandonadas, tales como las de San Juan Bautista
y la del Señor de la Sangre. Ante esta realidad, los viruñeros decidieron
traerlos con rogativas y mucha devoción, el primero de ellos se quedó en Buena
Vista donde le construyeron su templo,el segundo de los nombrados, después de
varios retornos a su lugar de origen, se quedó en Virú, llegando en su último
viaje histórico camino al pueblo de Virú, a las faldas de la Huaca Santa Clara
y de allí no quiso avanzar más, por lo que en ese lugar le construyeron un Altar
de esteras con palo de pájaro bobo velándolo todos los lugareños y con la
venida expresa de veladores del pueblo.
Al
amanecer del día lunes después de muchos rezos y suplicas descendió la imagen de
Nuestro Señor de la Sangre camino al Templo San Pedro de Virú, acompañado por moradores
que a esa hora cumplían con su vida rutinaria, unos dirigiendose al mercado con
su manta negra a la espalda y su canasta bajo el brazo que se sumaron con mucha
devoción y fe a la procesión del “Serranito”, corriendo a traer flores
silvestres de la acequia Santa Clara que brotaban muchas a la orilla, las
mismas que fueron regadas por donde iba a pasar la imagen.
La
noticia voló como los pájaros, las campanas no dejaban de sonar y los cohetes
se echaban a cada paso de la procesión, también se unieron a acompañar los
bailarines, los míticos palampanes y los pastorcitos, así mismo de inmediato
sacaron a San Pedro Patrón del Pueblo para que le de la bienvenida,
encontrándose las imágenes, las que se hicieron las venias luego continuaron su
bajada hacia el Templo San Pedro. Así cuenta la historia y así es como llega la
imagen de la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucrito a nuestro querido pueblo
de Virú.
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